Tayri Muñiz nos habla de las cosas que suceden por la noche
Tayri Muñiz
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La tinerfeña Tayri Muñiz se define como “una periodista que siempre va con una cámara en la mano” y es una de las autoras femeninas más interesante de panorama literario actual de las islas. Su voz, junto a la del poeta de Lanzarote Julian Mesa, nos acompañó en nuestra cita anual con las Letras Canarias, en la que tuvimos la oportunidad de conocer su último poemario Laboratorio de fotografía nocturna, publicado dentro de la colección Canarias en Letras de la Fundación MAPFRE Canarias.

¿Qué encontraremos en tu Laboratorio de fotografía nocturna?

Laboratorio de fotografía nocturna es un poemario sobre los breves ratos de ocio o tiempo libre que suele disfrutar la clase obrera solo durante la noche. Momentos en los que, durante algunas horas, y únicamente si el cansancio lo permite, las personas trabajadoras podemos enviarnos wasaps de deseo con nuestros amantes, podemos leer un libro, tomarnos una cerveza y recordar quienes éramos durante la infancia. También encontramos aquí el tiempo para angustiarnos y centrarnos en los problemas de nuestra vida personal y evidenciar la ansiedad que cargamos sobre la espalda. O quizá, esas pocas fuerzas solo den para preparar comidas o atender a las labores domésticas. Y, si al día siguiente fuese fin de semana, podemos celebrar un poquito más la vida, e ir a ver las estrellas, bailar o encontrarnos con nuestros amigos más queridos para evitar caer en la absoluta tristeza.

Del tiempo libre que nos proporciona la noche emana la espontaneidad y la alegría, y también la ansiedad y las angustias vitales ¿Me pagarán mañana? ¿Realmente me encuentro bien?

Cada uno de los poemas que lo componen fueron creados durante noches muy distintas. En muchos de ellos, dejó constancia de la hora en la que empecé a escribirlos. Cada poema narra una situación que puede darse durante la noche, como una fotografía sobre qué estamos haciendo.

¿Cuándo despertó en ti la inquietud literaria? ¿Y por la poesía en especial?

Desde que aprendí a escribir. Desde el principio. Mi familia es una familia normal, pero con el privilegio de un inmenso capital cultural. Mis padres me leían poesía de Alberti, Lorca y Juan Ramón Jiménez cuando iba a dormir. Y mis primeros poemas surgieron cuando aprendí a escribir. La poesía forma parte de mi visión más antigua del mundo.

¿Qué influencias podemos encontrar en tu creación literaria?

Quizá el autor del que más influencia consciente tengo sea Nicanor Parra y su antipoesía. Me fijo mucho en cómo escribe Berta García Faet, y la tengo muy en cuenta. Amo profundamente a los cantautores y raperos como Silvio Rodríguez, Kendrick Lamar o la Mala Rodríguez.

Pero supongo que son mis propias contemporáneas las que definen más quién soy y, por tanto, quién escribo. La búsqueda de la identidad y la reivindicación de que el lenguaje lo hacemos los hablantes y no la RAE. Juli Mesa, Aida González Rossi, Lana Corujo, Andrea Abreu, Óscar Liam Torres, Yeray Barroso o Ale Coello. Las mías.

¿Cómo definirías tu estilo poético?

Apto para todes les lectores. Sin sacralizaciones a la literatura, ni grandes palabros. Con espíritu rapero.

¿Qué opinas de la creación literaria y cultural de Canarias? ¿Y del apoyo de instituciones como la Fundación MAPFRE Canarias a los jóvenes creadores?

Creo que lo que necesitan las personas jóvenes es que se les ceda espacio. Bienvenidas estas iniciativas.

¿Una lectura que recomendarías? ¿O un libro que no puede faltar en ninguna biblioteca?

No soy partidaria de decirle a nadie qué libros debe leer, pero estoy convencida de que hace falta leer más literatura de mujeres y de identidades disidentes. Yo les recomiendo a Layla Martínez con Carcoma, que es el libro que estoy leyendo ahora mismo, o Las Malas de Camila Sosa Villada, que es el que comenzaré a leer después.

¿Una cita o verso favorito que quieras compartir?

Una de las citas con las que abro mi libro, de Gata Cattana:
“Los pobres han aprendido a aprovechar
los vis a vis, entre jornada y jornada
de trabajo,
(aunque no haya trabajo)
y saben darse placeres nunca tasados
de valor incalculable
y han aprendido a disfrutar las circunstancias
y la sopa de sobre,
el viejo colchón y la cuesta de enero”.