Fibromialgia con apoyo: cuando el acompañamiento transforma vidas

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Hablar de fibromialgia es hablar de una lucha silenciosa. Detrás del diagnóstico hay dolor crónico, incomprensión social y, en muchos casos, aislamiento. Pero también hay asociaciones como AFIBROLAN —la Asociación de Enfermos de Fibromialgia de Lanzarote— que trabajan incansablemente para que esa realidad cambie. Y proyectos como «FIBROAPOYO: Incorporando el Trabajo Social al bienestar colectivo», que marcan un antes y un después en la vida de muchas personas.

Claudia Ramones Lacoviello, trabajadora social de AFIBROLAN, nos cuenta cómo, gracias al apoyo de Fundación MAPFRE Canarias, han podido incorporar durante un año a una trabajadora social al equipo, figura que ha sido clave para ofrecer una atención verdaderamente personalizada y cercana. Ha supuesto una mejora real en la calidad de vida de nuestras usuarias y sus familias.

El proyecto se ha desarrollado sobre tres ejes fundamentales: información y orientación sociosanitaria, asesoramiento en trámites administrativos, y acompañamiento emocional. Todo ello con un enfoque humano, respetuoso y profundamente empático con las realidades de quienes viven con fibromialgia.

«Para nuestras personas usuarias, el apoyo de la Fundación MAPFRE Canarias ha significado tener un espacio de apoyo, escucha y orientación estable y cercano, justo cuando más lo necesitaban. Muchas de ellas llegan a la asociación tras años de incomprensión, aislamiento o dificultades para acceder a sus derechos. Gracias a este proyecto, han encontrado un lugar donde son comprendidas, acompañadas y guiadas, tanto a nivel emocional como práctico», añade Claudia.

Además de atender directamente a las personas afectadas, la trabajadora social ha jugado un papel estratégico en la propia estructura de la asociación. Desde la búsqueda de financiación hasta la organización de talleres y jornadas de sensibilización, su trabajo ha contribuido a profesionalizar y fortalecer AFIBROLAN como entidad.

Y es que este proyecto no se ha limitado a las paredes de la asociación. También ha mirado hacia fuera, trabajando con el entorno comunitario para sensibilizar sobre una enfermedad que, al no ser visible, muchas veces se subestima. La fibromialgia no se ve, pero se siente intensamente. Por eso la lucha contra el estigma es tan necesaria como el acompañamiento médico.

En cifras, 35 personas están siendo atendidas de forma directa, pero los beneficios se multiplican cuando se tiene en cuenta el impacto en familias, profesionales del entorno sanitario y social, y personas participantes en actividades comunitarias. Se estima que, indirectamente, más de 200 personas se han beneficiado ya del proyecto.

Este tipo de iniciativas demuestran que cuando se invierte en acompañamiento, el impacto es profundo y duradero. Porque a veces, lo más transformador no es solo lo que se hace, sino cómo se hace. Y en AFIBROLAN, el acompañamiento se ha hecho con profesionalidad, calidez y mucha humanidad.